La sudoración excesiva no solo es molesta sino que puede resultar embarazoso en la vida social y laboral. Si bien antes se podía recurrir a una cirugía para corregir esta situación, los resultados, no siempre eran los buscados y, como en todo procedimiento quirúrgico, había algunos riesgos.
Actualmente mediante microinyecciones con agujas muy finas se administran pequeñas dosis de Botox®, toxina botulínica en las zonas de máxima sudoración, que pueden ser palmas, plantas y axilas.
El paciente puede hacer vida normal de forma inmediata.
Mas del 90% de los pacientes después de una única sesión disminuye notablemente su transpiración o desaparece el problema. La disminución del sudor empieza a notarse después de tres días de manera progresiva y puede durar entre seis meses a un año, dependiendo de las características particulares de cada caso.
Este procedimiento no requiere anestesia. Las agujas que se utilizan son muy finas y el tratamiento es prácticamente indoloro. Se recomienda no realizar ejercicio físico intenso ni acudir a saunas o baños calientes dos horas después del tratamiento.